Tú perteneces a la noche, tú perteneces al a gran ciudad.

El viento arrecia con fuerza, las nubes empiezan a romperse entre relámpagos, y la intensa lluvia no tarda en aparecer. Frankie corre a refugiarse en una cabina telefónica, se encierra dentro con premura.

Solo han sido unos cuantos goterones en el traje, se mira aliviado, secándose el rostro con un pañuelo. Luego, durante unos segundos intenta encender un Lucky Strike con el mechero vacío. Al final desiste, mete el cigarro en el bolsillo y apoya la cabeza en el cristal de la cabina, desconsolado, viendo caer un diluvio afuera.

Se siente solo y abandonado en ese instante, prisionero en una cabina perdida de Miami Beach, pero sabe que la borrasca no tardara en pasar y volverá a ser el de antes, volverá a pertenecer a la noche y a la gran ciudad.

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Miami blues